24 de noviembre de 2024

Investigadores de la UCM: Dra. Liliana Zúñiga, Dra. Aparna Banerjee, Dr. Alexis Castillo y Dr. Hugo Benítez, todos pertenecientes al CIEAM, han ido a realizar trabajos de campo en el Continente Blanco.

Cubierta en casi su totalidad de hielo que no permite casi el crecimiento de vegetación, con temperaturas bajo cero y fuertes vientos que ponen en peligro constantemente la vida de las personas que tienen el atrevimiento de visitar el llamado Continente Blanco, parecen ser un panorama poco atractivo para las personas.

Sin embargo, quienes han tenido la oportunidad de visitarla, describen a la Antártida como un “laboratorio natural”, así lo percibe la bióloga Dra. Liliana Zúñiga, o un lugar “increíblemente hermoso”, como lo describió el investigador Dr. Hugo Benítez, o “el continente que tiene Dios para él”, como lo definió la investigadora Dra. Aparna Banerjee o “donde cada lugar posee un carisma”, como lo resumió el Dr. Alexis Castillo.

Frases que reflejan lo que es uno de los lugares más remotos del mundo y que gracias a su trabajo, algunos de nuestros/as investigadores/as UCM han tenido la posibilidad de visitarlo.

Debido a lo desconocido e incluso misterioso que parece, quisimos saber de primera fuente con quienes han ido, cómo es y qué cosas les llamó la atención de este polo que presenta condiciones extremas.

“Hay que considerar que en el continente antártico la cantidad de zona sin hielo es del 0.2% y en la península antártica es aproximadamente un 3%”, relata Hugo Benítez, quien hizo énfasis en que por los estragos del cambio climático “encontramos con zonas sin hielo que son casi como caminar por Marte, tal como se ve en las películas, un inmenso desierto de roca”.

A ello hay que agregar que, en la Isla Decepción, donde trabajaron los investigadores Banerjee y Castillo, aunque no siempre hay nieve “los temporales de vientos, con velocidades sobre 120 km/h o más, impiden realizar casi cualquier actividad al aire libre”, tal como sostuvo este último.

Y es que como lo cuenta la académica proveniente de la India, “Decepción” es una isla que posee un volcán activo. “Había partes incluso donde el agua se encontraba a más de 100 °C de temperatura y otras áreas tenían gases. La única laguna intermareal de agua caliente de la Antártida, el lago Kroner, también se encuentra en la Isla Decepción. Definitivamente es peligrosamente ventoso”, acotó.

A este paisaje blanco, frío y ventoso, hay que sumarle animales espectaculares. El profesor Benítez, experto en morfología animal, conoció en profundidad la fauna de invertebrados. “En Antártica existen solo 2 insectos nativos holometábolos y son moscas, una de ellas es una mosca sin alas (Belgica antartica), y la otra es una mosca alada asociada a los lagos antárticos (Parochlus steinenii)”.
Pero más allá de los estudios, el investigador con cariño recuerda sus encuentros con las skuas. “Son altamente molestosas cuidan sus nidos y te atacan constantemente (…) además de que son muy curiosas, si dejas tu bolso cerca de Skuas, créanme que irán a picotear y se lo llevarán”, señala entre risas.

Además de este vertebrado “ladrón”, los visitantes relatan a la Antártida como “un paraíso para la vida salvaje. Alejada del mundo actual. Hemos tenido la suerte de ver pingüinos barbijo y papúa, focas de Wedell, elefantes marinos, krill, medusas peine antárticas y salpas”, tal como lo apuntó la Dra. Aparna.

El Dr. Alexis por su parte contó que en temporada en temporada estival (verano austral) “es posible observar personas de distintas nacionalidades realizando trabajo de campo. En nuestro caso (él y Aparna), estuvimos alojados en la Base Gabriel de Castilla (del Ejército de tierra de España) y pudimos compartir con investigadores de España, México y Polonia, sin contar a nuestros vecinos de la Isla, que era una comitiva de argentinos en la Base Argentina, que colinda con la Base Española”.

Ciencia y Antártida

Ya sabiendo un poco más de este continente, la curiosidad lógica es conocer qué motivó a nuestros investigadores a viajar miles de kilómetros a realizar trabajos de campo en un lugar tan hostil.
“La antártica es una fuente interminable de recursos, sobre todo genéticos, muy poco explorado, y si nos ponemos a pensar en ciencia aplicada y en nuevas tecnologías que podrían incorporarse por ejemplo a investigaciones productivas como la industria agrícola, una de las áreas más amenazadas en el contexto de cambio climático, eventualmente se podrían ver extremadamente beneficiadas si se contemplaran estos recursos” comenta la Dra. Zúñiga.

Por otro lado, “La Antártida siendo un continente extraordinario: remoto y deshabitado hasta la fecha, es clave para comprender cómo funciona nuestro mundo y el impacto humano en él. Es importante para la ciencia debido a su profundo efecto en el clima de la Tierra, los ciclos biogeoquímicos y los sistemas oceánicos. Conservada en gran parte, durante años, lleva un registro único de cómo era el clima de nuestro planeta durante los últimos millones de años. En esta era de cambios climáticos, perder la biodiversidad (tanto micro como macro) de la Antártida significa perder las huellas de vida de millones de años”, alerta la investigadora.

El Dr. Benítez señala que “al ser altamente prístino, su poca intervención es clave para poder estudiar organismos susceptibles al cambio climático como especies centinela (…) hoy en día ha experimentado el mayor aumento de temperatura en el planeta, la Península Antártica se destaca como la zona que ha tenido el incremento más significativo en su temperatura en el hemisferio sur, por lo tanto, comprender la razón por la cual estos procesos ocurren y el equilibrio con sus organismos vivos, son esenciales para entender el futuro climático del planeta”.

Mientras que el Dr. Alexis Castillo explica que la Antártida juega un rol clave en la modulación del clima del planeta. “Las aguas marinas asociadas a ella son responsables de sostener una serie de organismos, destacando entre ellos a los grandes mamíferos marinos que se trasladan hacia ella para criar y alimentar a sus crías. Es un ecosistema extremadamente frágil que debemos proteger y cuidar”.

Sus investigaciones

Sacándole el jugo a los viajeros, les pedimos un resumen de lo que fueron a investigar en el continente blanco.

La Dra. Zúñiga, quien participó en la Expedición Científica Antártica N° 55 (ECA-55) del 2019, primera científica UCM en ir al continente, explicó que fue una investigación colaborativa con la Universidad de Talca en el contexto de un proyecto FONDECYT postdoctoral. “El objetivo de esta investigación fue determinar el rol protector de unos hongos en particular, que viven dentro de las dos únicas plantas vasculares que existen en la antártica, Colobanthus quitensis y Deschampsia antárctica, frente al daño de la radiación UV sobre el material genético. Mi participación en terreno se basó en poner a punto y aplicar técnicas citogenéticas de evaluación de daño en el ADN de las células de plantas”.

El Dr. Castillo puntualizó que “tenemos junto a Aparna y otros colegas de la UCM y otras instituciones nacionales y extranjeras, un proyecto INACH Regular que tiene por objetivo estudiar las comunidades de bacterias que habitan fumarolas termales en la zona intermareal de Isla Decepción (en el agua de la fumarola y el sedimento asociado), para conocer qué factores ambientales determinan su funcionamiento, la capacidad de sobrevivir y producir exopolisacáridos y el potencial de estos metabolitos de ser utilizados en la industria alimenticia”.

La Dra. Banerjee complementa aquello. “El ecosistema extremo de la isla Decepción es único y alberga una gran diversidad bacteriana. Para sobrevivir en ambientes extremos, las bacterias se adaptan mediante la producción de varios metabolitos secundarios bioactivos, incluidos los polisacáridos y estos últimos son ingredientes clave en la industria alimentaria como aditivos”.
Luego la científica precisó que Chile es el mayor mercado de América del Sur para el consumo de alimentos funcionales, los que suelen ser de origen sintético o importados, por ello “nuestro proyecto se centra en la búsqueda de polisacáridos de las bacterias que prosperan en la Isla Decepción, como posibles aditivos alimentarios mediante el estudio de propiedades antioxidantes, emulsionantes y reológicas relevantes para la industria”.

Por último, faltaba conocer la investigación del Dr. Benítez, quien fue en otro momento a dicho polo a colaborar con dos investigaciones. “La primera un proyecto INACH Regular que estudia el efecto de las especies invasoras (insectos) sobre el equilibrio ecosistémico prístino de Antártica, y como estas se adaptan para poder invadir estas zonas tan extremas y el segundo es parte del Instituto Milenio de Ecosistemas Antárticos y subantárticos, donde en conjunto con varios académicos y académicas de diferentes áreas, buscamos con ciencia integrativa identificar los efectos de los cambios climáticos del pasado sobre la evolución y la biogeografía de las regiones ASA, junto con proyectar el futuro de esta biodiversidad, evaluando potenciales cambios de distribución y riesgos de extinción de las especies nativas, así como el establecimiento de especies exóticas, este proyecto tiene una duración de 10 años”.